Anoche estuvimos de visita en casa de unos amigos que acaban de tener un Miguelito relleno. Ver al enano, cogerle, olerle, abrazarle... y que los papás nos contaran la experiencia y demás... como que nos llenó de amor y el viaje de vuelta fue todo pastel y con guirnaldas.
Tan emocionada estuve que me hice un test de embarazo. Negativo. Y no contenta con eso, me lo volví a hacer esta mañana (dije yo: por si acaso a esas horas de la noche no salía positivo). Pues nada, de nuevo un negativo.
Así que ya esperanzas fuera, nos hemos plantado en la piscina para relajarnos y disfrutar con los sobrinitos maravillosos... pues me ha venido la regla.
Más que decepción o tristeza, (quitando las cuatro lagrimillas de esta mañana), lo que siento es cansancio ya. Como si me pusieran una losa encima y apretaran...
...ooootra vez de nuevo a empezar. Regla, esperar. Ovulación, deberes, esperar. Retraso, test, esperar. Qué coñazo, de verdad... qué rabia.
¿El lado positivo? el de siempre, que podré seguir comiendo sushi y bebiendo cerveza.
Ni san Omifin ni san Omifan...
Besos a todas y a todos.
S.
ay, el omifin... ya no me acordaba yo de él, a mí me trajo a mi hija Sofía. ¡Mucha suerte! te dejo un premio en mi blog...
ResponderEliminarVenga, que vosotros podéis, no lo dudes ni por un minuto. Lo bueno se hace esperar, el omifin funciona, solo hay que darle tiempo!
ResponderEliminarPues estamos las dos igual, vamos, yo me hice tres, pero como que no... todos negativos. En fin, a esperar.... Mil besos y mucha suerte ... espero ver pronto la NOTICIA!
ResponderEliminarMuchas gracias a todas por los ánimos y los comentarios... un abrazo :)
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